Tres monitores y dos Gurasoak se despiden del grupo después de muchos años de trabajo
Tras dos cursos turbulentos y el primer verano en la historia de Eskubeltz sin campamento, entre el 18 de julio y el 1 de agosto la chavalería de Eskubeltz pudo al fin disfrutar de uno. Este año, además, el campamento estuvo plagado de diferencias frente a sus predecesores. Sin embargo, algo que caracteriza a todos los cursos de Eskubeltz es que el tiempo pasa, y que mientras chavales reciben su pañoleta o se inician como monitores, a otros les llega el momento de decir adiós y ceder el testigo. La chavalería no fue la única que el pasado 1 de agosto celebró el Guraso Eguna con emoción y algo de nostalgia. La rama Trebeak puso fin a su proceso como chavalería, dando paso a muchas nuevas experiencias. Adrián, Ainhoa, Joel o Noelia son algunos de los 13 trebeak que se despidieron de esta etapa el último día del campamento, después de un volante, un campamento y un año lleno de trabajo.

Joel compartiendo su promesa de Trebeak en su final de proceso.
Aunque tampoco fueron estas las últimas despedidas del día. Después de muchos años trabajando duro, motivando al equipo y sobre todo disfrutando de la labor educativa que han ejercido en el grupo, Adrián, Ainara e Iñigo se despidieron del Equipo de Monitorado de Eskubeltz (EME). Por su parte, Imanol y Marife dejaron el comité de Gurasoak. Una despedida en la que, como es habitual, no faltaron abrazos ni sobraron las lágrimas.

Adrián, Azkarrak, haciendo tiro con arco.
Adrián comenzó sus andadas en el grupo de muy pequeño. Después de diez años disfrutando con emoción como chaval, entró al EME en 2011, el curso 2011/2012. Por aquel entonces se inició en el grupo con los kas, siendo monitor de chavales que después tendrían un largo proceso en el grupo, como Guille o Javier, actuales monitores. Después de tres años con las aventuras, Adrián se lanzó a por las empresas con los azkarrak. De hecho, aquel año en Azkarrak 2 acogió a la rama de Inés e Iñigo, y les acompañó durante tres cursos hasta su final de proceso. En concreto a ellos dos les acompañaría durante otros cuatro años en el EME. Tras aquel final de proceso, un año con los más pequeños, los Koskorrak, y volvió a las andadas con los entonces azkarrak 2. De nuevo, se lanzó de lleno con la rama y acompañó a Adrián, Ainhoa, Joel, Noelia y el resto de rameros hasta su final de proceso este último verano de 2021. Diez años como monitor que, seguramente, a muchos les haya parecido mucho menos tiempo.
De todo este tiempo me llevo un gran crecimiento personal. He disfrutado de mi implicación en un proyecto muy ilusionante y he aprendido lo que significa el liderazgo. Lo mejor de todo es que lo he disfrutado de forma conjunta, he compartido experiencias inolvidables con gente impresionante”.
Ainara terminó su proceso poco después que Adrián. El verano de 2013, en Loma de Montija, junto con Iranzu, monitora, o Leire, María, Nerea, David… que también han formado parte del EME en mayor o menor medida. Ainara dio sus primeros pasos como monitora con los más pequeños, los koskorrak. Disfrutó desde entonces de las aventuras como siempre lo ha hecho, con ilusión, motivación y siempre con una gran sonrisa en la cara. Dos años después de su comienzo dio un salto y cayó en Oinarinak. Así, puso todo su empeño y sus ganas en sacar adelante a la rama que este pasado julio se ha convertido en Trebeak. Y tanto fue así que decidió repetir y acoger a quienes a día de hoy están a punto de comenzar en Azkarrak. Poco a poco, corrió el curso y Ainara decidió pasar su último año en el grupo donde más le gustaba estar, con los chavales más inocentes del grupo pero con las aventuras más emocionantes, los koskorrak.
Siempre he dicho que Eskubeltz es uno de los pilares de mi vida, con el que he crecido, madurado y he podido conocerme a mí misma. He aprendido y disfrutado con las personas con las que he coincidido, tanto en los momentos buenos como en los malos superando las dificultades con alegría. Las experiencias que he vivido en Eskubeltz como chavala y como monitora no caerán en saco roto porque las llevo presentes en mi día a día. Como decimos siempre, eskaut por un día, eskaut por siempre. Bidean beti prest”.

Ainara en su última aventura con Eskubeltz, este último campamento.
Iñigo culminó su proceso como chaval en 2017, al igual que Inés, en un campamento conjunto con San Miguel en Respaldiza. Desde entonces, asumió con ilusión su figura de monitor en la rama Koskorrak, disfrutando junto a los que ahora se convierten en Oinarinak de las mejores inocentadas y gracietas. Dos años más tarde, Iñigo se lanzó a por la rama Oinarinak, esa que este curso comenzará su etapa en Azkarrak. Han sido dos años duros, el Covid, como a todos, le pilló por la espalda. Aun así, junto a Olaia, Oiane y Joseba pudieron sacar adelante a la rama, continuar con su proceso e incluso celebrar la promesa. Cuatro años llenos de implicación, compromiso y disfrute, compaginando las ramas con el cargo de Tesorería, que rara era la vez que no le suponía un rompecabezas. Es mucho aprendizaje el que se lleva Iñigo de Eskubeltz, pero por encima de todo se lleva una familia con la que ha trabajado mano a mano durante cuatro largos años.

Una de las chavalas del grupo abraza a Iñigo en el campamento de 2019.
Por último, el grupo este año también ha despedido a Marife e Imanol. Ambos han sido claves en el funcionamiento del comité de Gurasoak de Eskubeltz en los últimos años, junto a Aitz, Fernanda o Ainhoa entre otros. Desde coordinar montajes y desmontajes de campamento, hasta crear el excel más detallado para hacer los menús de campamentos y convivencias, Imanol y Marife se han dejado la piel en el grupo, además de muchas horas y alegrías, así como algún que otro disgusto. Sin embargo, la ambición de querer ayudar a que los más pequeños de la familia pudieran vivir su proceso de la mejor forma posible ha mantenido al Comité en pie todos estos años. También hay que añadir que por el camino Imanol y Marife han vivido experiencias inolvidables que les mantendrán para siempre unidos con el grupo. Gran parte de estas han tenido lugar detrás de los fogones, calentando aceite, cociendo macarrones o pelando patatas para que a los más de cien chavales y monitores no les faltara de nada en campamento. Una pena, eso sí, que Imanol y Marife no hayan podido celebrar su despedida con unos buenos chuletones a la brasa en campamento, como comentaban en el segundo podcast de ‘Etorkizuna Lantzen’. Aunque lo que sí que parece es que se esforzarán por crear el Comité de Gurasabak, auque sea para poder comer en buena compañía una vez cada trimestre. Quién sabe qué pasará en los próximos años.

Mikel e Imanol cocinan en pleno campamento.
Eskerrik asko Adrián, Ainara, Iñigo, Marife eta Imanol. Y recordad, esto no es un adiós, tan solo un simple hasta luego.
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