El diario de un trebeak: voluntariado ambiental
Joel Molina
Este fin de semana los trebeak de Eskubeltz fuimos a recoger basura a Azkorri como parte de un voluntariado ambiental organizado por los encargados de Gizarte de la rama. También hablamos con dos representantes del grupo Azkorri Bizirik, que nos explicaron algunos de sus objetivos y los problemas a los que se enfrentan. Allí estábamos, unos pocos valientes armados con guantes de látex y bolsas de basura, patrullando impasibles las estradas de Azkorri escasas horas después del amanecer. Sin miedo, a pesar de que el enemigo nos superaba ampliamente en número.
Bueno, ahora en serio, aunque a priori recoger basura pueda parecer una actividad aburrida, el tiempo pasa volando si vas con amigos. Además, aquel día lo enfocamos como si fuera una competición: el objetivo era llenar el máximo número de bolsas posible y el premio para el grupo ganador una gran dosis de orgullo. Hubo momentos bastante cómicos en los que dos personas aceleraban inesperadamente para hacerse con el mismo trozo de plástico, y no negaré que tal vez vi algún que otro empujón. Pero oye, según dicen, en el amor y en la guerra todo vale.
También fue bastante gratificante escuchar los agradecimientos de algunos vecinos que paseaban por la zona, pero nos preocupó un poco la cantidad de latas de cerveza que encontramos a pesar de la pandemia. ¿Cuántas más habríamos recogido si la situación fuese normal? Mejor no pensarlo.
Poco después de la recogida de basura nos juntamos con Idoia y Joseba, dos miembros de Azkorri Bizirik. Con ellos hablamos de varios temas como la rotonda que se ha construido al lado de la playa Gorrondatxe o la posibilidad de que las zonas verdes de Azkorri se acaben urbanizando. También nos enseñaron un par de plantaciones de árboles con las que pretenden favorecer la biodiversidad del bosque que separa Getxo y Sopela.
Fue una gran experiencia. En una sola mañana aprendimos mucho sobre nuestro entorno y contribuimos a mejorarlo. Además, siempre es divertido dar un paseo con los amigos. Personalmente, siento que en el escultismo hablamos mucho del compromiso y de dejar el mundo mejor de como lo encontramos. Y sobre todo ahora, que estamos terminando el proceso, va siendo hora de ponernos las pilas, incluso si es a través de pequeñas acciones como esta. En definitiva, una persona solo puede controlar lo que hace ella misma, y sería ridículo aspirar a cambiar el mundo nosotras solas. Así que de momento disfrutamos de sentirnos útiles e intentamos mantener vivo el significado del lema ‘Beti Prest’.
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