Loma de Montija, vieja amiga
Una imagen puede valer más que mil palabras, pero una imagen también puede traer recuerdos, más de mil. Dentro de una misma, árboles, hierba, sol, cielo azul y cuatro pequeñas chavalas correteando de un lado para otro en un campamento se pueden transformar en un recuerdo vivo que recorra mentes de una persona a otra.
Así, estas fotos cumplen este verano nueve años. Ni más, ni menos. Esta de aquí debajo en verano no llegará a tener nueve meses.

La campa de Loma de Montija a la que asistirá Eskubeltz este verano.
Son imágenes muy diferentes con aventuras semejantes. Loma de Montija es un lugar que se guarda con buenos recuerdos en la memoria de Eskubeltz. Las primeras imágenes, de 2013, recorren nueve años para plantarse en el último campamento que tuvo lugar en esa localidad. No obstante, todo ha cambiado mucho desde entonces. Tanto, que la primera fue tomada en una campa a la que Eskubeltz no volverá en muchos años.
La naturaleza da muchas vueltas. Donde hace ya una década había hierba que daba paso a varias zonas arboladas, ahora no hay más que arena invadiendo el suelo y agua del río Trueba, que lo inunda con cada una de sus crecidas. La última en el mes de noviembre. Y sí, esto dificulta las acampadas.
Ya no se pueden llevar a cabo campamentos allí. La Confederación Hidrográfica del Ebro lo prohíbe puesto que se ha declarado como zona inundable. Sin embargo, los recuerdos de aquellos campamentos perduran en la cabeza de muchas chavalas que aquel año acabaron su proceso, en la de otras que no lo hicieron entonces pero que hoy en día ya son monitoras, en la memoria de algunas que se estrenaban en el grupo o incluso en la mente de padres y madres que acudieron en el Guraso Eguna o cocinaron durante el campamento. Esas memorias se mantienen, el agua no se las ha llevado.
En aquella campa se han organizado decenas de actividades. Desde aventuras de Avatar hasta El Conquistador de Loma de Montija (pula aquí para ver el video). Incluso un final de proceso en un peñón que había en el medio del río, desde el que la generación de Oiane, María o Iranzu saltó al agua con Javi, uno de sus monitores, deseando que aquel momento no acabara nunca. Pero, a pesar de ello, fue El Conquistador de Loma de Montija, con sus pruebas de cocina o de remo, una de las dinámicas que descubrió la campa que pisará Eskubeltz este verano. Un terreno muy próximo al primero.
De todas las hectáreas que hay en la zona, el grupo fue a parar a una campa que, sin saberlo, acogería a sus generaciones venideras pocos años después, o muchos, según se mire. Lo que está claro es que aquella campa en Loma de Montija, que acogió al grupo en 2010 y en 2013 por última ocasión, es ahora un lugar muy diferente. Quién sabe si dentro de unos años esa campa volverá a acoger tiendas de campaña y barracones. Por el momento, Eskubeltz podrá disfrutar no solo de las imágenes, sino también del retorno a Loma de Montija que, desde luego, le va a traer más recuerdos que una fotografía.
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